La velocidad de la confianza

EMOC10NES

Para incrementar la velocidad de que un acontecimiento ocurra, deberá haber un incremento de la confianza. Cuando la confianza no se ha desarrollado, se ha disminuido o se ha quebrantado, la velocidad de los eventos disminuye casi en un sentido directamente proporcional al incremento de los costos. El escritor Francis Fukuyama sostiene que “Una desconfianza generalizada en una sociedad, impone un tipo de impuesto en todas las formas de actividad económica, un impuesto que las sociedades con alta confianza no tienen que pagar”. Recordemos que la generación de la confianza o el sostenimiento de ella están basados en seguridad y capacidad. Cuando una persona se siente segura y capaz, genera confianza para quienes están a su alrededor. 
Pongamos como ejemplo el desempeño laboral de una persona. Cuando los elementos de los cuales se hace cargo, representan un alto valor para quienes te han empleado, el tema de confianza es crucial, y colocarán los controles necesarios para cuidar los elementos referidos, entre esos controles estará tu revisión al ingresar a tu centro de trabajo, tus permisos para acceder a las áreas restringidas, tus registros cuando ese ingreso sea necesario, un circuito cerrado de TV para registrar el movimiento de quienes acceden a áreas restringidas. Lo que menciona Fukuyama, es que el costo de todos esos controles y su mantenimiento, representa un monto similar a un impuesto, ya que representa un gasto adicional que tiene que ver con la falta de confianza. 
Prudente será recordar la importancia de las expectativas. Las interacciones sociales, tiene como resultado una expectativa. A veces elevada, a veces suficiente, pero expectativa al fin. Y debemos ser cuidadosos para hacernos responsables de las expectativas que generamos, pues son un elemento crucial en la generación de confianza. En nuestros días ha sido una práctica en desuso, mas nuestros ancestros ocupaban mucho el término de “te doy mi palabra”, y era lo más preciado que el ser humano solía tener. Aún estamos en condiciones de poder cumplir nuestra palabra y ser cuidadosos con las expectativas que generamos para mantener la confianza en las personas que nos rodean en cualquier ámbito de nuestra vida.
En ocasiones sobre evaluamos a personas con un temperamento ruidoso, lo cual no es sinónimo de carácter. La persona que desarrolla su carácter y controla su temperamento a través de la gestión de emociones, será digno de confianza porque su comportamiento enfocado al resultado genera confianza y permitirá la inspiración de quienes colaboran en el mismo objetivo, dando como resultado un aumento en la velocidad.
Cabe destacar que el hecho de contar con persona con un carácter inspirador, es muy valiosos, mas no implica que sean los más apropiados para generar confianza. Ayuda mucho, si, no obstante, es imprescindible que sean personas capaces, personas competentes que han generado confianza a lo largo de una trayectoria validada en sus resultados, pueden ser personas que con un mínimo desempeño han alcanzado estándares sobresalientes que generan confianza.
¿Alguna vez escuchaste a alguien decir “si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo”? ¿Qué te dice ese enunciado acerca de la confianza? Si en la consecución de las metas comunes, has delegado ciertas actividades, pero se lo encargaste a alguien que no ha trabajado en su carácter y no ha desarrollado las habilidades necesarias como para alcanzar la competencia, es muy probable que pagues el impuesto del “sub estándar”, de la “constante supervisión” o en su caso del “re trabajo” (teniendo que hacerlo tú, para que se haga bien). Por otro lado, cuando has delegado el trabajo a una persona que es cuidadosa, que pregunta cuando no entiende, que toma la iniciativa utilizando un criterio acorde con la tarea, que se mantiene con los ojos y la mente en la tarea, entonces tu confianza se consolida, la velocidad se incrementa y los costos disminuyen. De este modo logramos alcanzar los objetivos de una manera más rápida y económica.
Podemos mejorar nuestro desempeño siendo esas personas que se conocen a sí mismas a través de la introspección, a través de pensar (hacerte preguntas a ti mismo y contestarlas); podemos identificar cuáles aspectos de nuestro ser, pueden ser potenciados y cuáles deben ser regulados; podemos practicar la empatía y construir la confianza con un reforzado carácter y el desarrollo de una competencia acorde con las necesidades que enfrentamos.
Nuestra cultura requiere de un ajuste para incorporar la confianza en nuestras dinámicas sociales. De este modo estaremos volteando a ver nuestro “yo” para forjar a nuestro carácter hacia ese estándar que inspire a los demás, estaremos formando hábitos positivos que incrementen nuestra habilidad y tengan como resultado la generación de capacidades alineadas con el entorno de una comunidad colaborativa. Dejaremos de pagar “impuestos” a la falta de confianza y obtendremos la velocidad para alcanzar nuestros objetivos comunes. ¡Atrévete! Seamos proactivos y practiquemos la generación de confianza.

Tags