Cuando hablamos de globalización nos referimos a un proceso económico, tecnológico, social y cultural, el cual consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países por el que se tiende a unificar sus sociedades, en ese sentido entendemos a la globalización en el ámbito jurídico como al proceso por el cual las prácticas, normas y principios legales se integran y difunden a través de las fronteras nacionales, creando de esta manera un sistema legal internacional más interconectado. Esto implica la influencia creciente de normas y estándares internacionales en la legislación nacional. Ocasionando así un gran impacto en el derecho, lo que ha facilitado la cooperación internacional y la resolución de disputas transnacionales.
Esto conduce a la creación de un entramado legal internacional cada vez más interrelacionado y universal. Lo que no solo implica la adopción de normas y estándares internacionales en la legislación nacional, sino que también promueve la armonización de leyes entre distintos países y regiones. Así, facilita la cooperación internacional en la aplicación y cumplimiento de leyes, y fomenta la resolución de conflictos que atraviesan fronteras.
Además, la globalización jurídica no solo afecta a los estados y sus relaciones internacionales, sino también a la forma en que los individuos e instituciones interactúan legalmente a escala global. Esto plantea desafíos y oportunidades únicas, como la necesidad de interpretar y aplicar leyes de manera coherente en contextos culturales y jurídicos diversos, o la capacidad de acceder a sistemas de justicia internacionales para resolver disputas complejas.
La globalización jurídica marca un avance considerable hacia un mundo más interconectado legalmente, donde las fronteras no son obstáculos insuperables, sino límites que demandan cooperación y un entendimiento compartido para enfrentar los retos.