La periodista Perla Aguilar exigió al alcalde de Tlaltizapán, Gabriel Moreno Bruno, que fije una postura en torno a la agresión sufrida en el Ayuntamiento por parte de una empleada municipal, presuntamente del área de Asuntos Internos. Y al gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, que antes de irse deje un protocolo de seguridad para los periodistas.
En el Memorial de Personas Desaparecidas, en donde ofreció un pronunciamiento, acompañada de los periodistas de Morelos, responsabilizó al alcalde Moreno Bruno de cualquier cosa que pueda ocurrirle, en virtud de que en el Ayuntamiento, entre los trabajadores y lo mismo en la comunidad, existe un clima de hostilidad en su contra, alentado desde las oficinas municipales, por haber documentado y denunciado las irregularidades cotidianas en que incurre el alcalde, como las que se registraron en pleno proceso electoral.
Denunció también que el protocolo para periodistas que le fue asignado no funcionó, porque los policías fueron testigos de la agresión y no intervinieron. Más aún: los agentes asignados para su "seguridad" son policías municipales bajo las órdenes del propio alcalde Moreno Bruno.
Frente a Palacio de Gobierno estatal, pidió también al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo que, antes de irse, deje un protocolo de seguridad para los periodistas, a fin de que puedan ejercer su labor de informar, sin el temor de salir a ejercer su tarea, pero con la certeza de que se regresará a casa con vida, sin ser víctima de amenazas o agresiones de quienes ostentan el poder, algún cargo público, cuando su función es servir a la sociedad.
Derivado de ese ambiente hostil en su contra, Perla advierte que por ningún motivo tiene planeado dejar a su familia, mucho menos terminar con su vida, porque esas son, generalmente, las respuestas de las autoridades al investigar los asesinatos no solo de periodistas, sino de la gente, con tal de no realizar las pesquisas, o en aras de proteger a los autores materiales e intelectuales de las agresiones.
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“Estoy aquí para dejar testimonio vivo de que si un día me vuelvo estadística por desaparición, sepan que sería incapaz de dejar a mi familia por mi voluntad, que si me convierto en una asesinada más por ejercer el periodismo, pedirles que no dejen de exhibir y documentar los abusos de autoridad, corrupción e impunidad que imperan en nuestro estado”, afirmó.
“Exijo al presidente municipal de Tlaltizapán, Gabriel Moreno Bruno, que fije una postura sobre los hechos ocurridos ayer, en los que su trabajadora, Celeine Díaz Huicochea, me agredió y me quitó el celular. Que aclare si él dio la indicación de no dejar pasar a los reporteros y grabar al interior del Ayuntamiento, siendo un espacio público”, agregó.
También precisó el hostigamiento creciente: “Soy víctima también de ataques en redes sociales. Ayer la violencia física se materializó dentro del mismo Ayuntamiento, y todo eso podría desencadenar un linchamiento social”. Y denunció también que el mecanismo de protección no funcionó, porque son los propios policías de Tlaltizapán los que supuestamente la “protegen”, cuando no intervinieron al momento de la agresión.
Ahí frente a Palacio de Gobierno, también hizo un llamado a esta agónica administración: “Gobernador Cuauhtémoc Blanco: exigimos como periodistas que, antes de que se vaya, deje como legado las garantías que nos permitan ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión, que nos garanticen que vamos a regresar vivos a nuestros hogares, que vamos a ejercer nuestra labor. A final de cuentas, solo documentamos los hechos reales. Es por ello que necesitamos protocolos, mecanismos que sí sean acciones que realmente garanticen que vamos a estar bien”…