¿Y ahora qué?

Política para mortales

Claudia y Morena, fueron los grandes ganadores del 2 de junio, incluso si fueran ciertas todas las acusaciones sobre inconsistencias entre votos digitales y sus respectivas sábanas, hay más 19 millones de votos que separan a Claudia de Xóchitl. 
De manera sorpresiva, Morena logró efectivamente llevarse carro completo. Quizá derivado a la diferencia entre la oposición en decadencia a la que se enfrentó el candidato Andrés Manuel López Obrador y la oposición derrotada y paralizada que enfrenta la candidata Claudia Sheinbaum, quizá por los apoyos económicos que este gobierno ha distribuido a la población y son más importantes para el grueso de la población que los problemas burgueses que señala la oposición, quizá por algunas irregularidades en el proceso y también, hay que decirlo, por la gran popularidad del Presidente López Obrador. 
Después de los aplastantes resultados, la oposición ¿qué pude ver?, quedó anonada por los números, territorios conquistados y brechas entre resultados. 
Rápidamente se alzaron las banderas de fraude, quizá porque efectivamente hubo inconsistencias en el proceso y también porque como dirigentes de los partidos perdedores, que han mostrado ser arrogantes, es más fácil acusar de fraude antes que explicar por qué no fueron capaces de convencer ni persuadir a la población.  
Después del dos de junio debemos preguntarnos: ¿Ahora qué?, pues inmediatamente después habrá una ola de impugnaciones, denuncias y solicitudes de reconteo, algunos de estos procesos serán legítimos y otros buscarán rascar hasta el último grano de Poder que sea posible. Yo apoyo completamente estos procesos, es más, creo que son necesarios en un gobierno que pretende acercarse a la izquierda. Apoyo también que en el caso de encontrarse irregularidades se castiguen, pero una elección se señala con pruebas, no con argumentos racistas. 
Sigue también; que, si tienen la intención de sobrevivir, los partidos políticos deben hacer una profunda reconfiguración de todo lo que los conforma. El hecho de haber abandonado sus ideales por buscar el Poder y fracasar numéricamente, nos dice que los dirigentes tienen que irse, las estructuras cambiar y las élites que los dirigen, cambiar por ciudadanos que sí entienden su realidad. 
Por su parte, Claudia tiene una gran responsabilidad: entender que la campaña ha acabado y es momento de gobernar, formar un gabinete y empezar los acuerdos para su ejercicio de gobierno. Me ha gustado algo, he visto que Claudia, ha hecho una distinción entre quienes ganan una revolución y quienes son necesarios para formar un nuevo gobierno. Por ejemplo, personajes como Juan Ramón de la Fuente, se ha convertido en una figura clave para la transición entre gobiernos y el actual secretario de Hacienda Ramírez de la O, seguirá como secretario de Hacienda, lo que podría dar tranquilidad a los inversionistas. 
Ahora, queda formar un gobierno, que pueda pasar reformas que sean útiles y no caprichosas, acabar con la excesiva delincuencia en los estados, limitar las acciones de gobernadores que parecen caciques, mejorar estructuralmente los sistemas que están fallando y, formar un gobierno que atienda las causas. 
Claudia tiene un gran poder en su puño, es importante, que al igual que muchos otros en la historia, no se convierta en una decepción que “tenía todo para ser grande”. 
Claudia debe rechazar las tentaciones del Poder absoluto, de la soberbia y los caprichos, ella es la oportunidad que la izquierda tiene para justificar su existencia.

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