Fuimos de los primeros en ir a la casilla a votar este 2 de junio. Había una pequeña fila y los funcionarios de casilla explicaban que los titulares no se habían presentado y seleccionaron a los primeros para cubrirlos. Esperamos mientras explicamos a nuestro nieto de 10 años lo que ha significado la lucha por conquistar el derecho al voto y la necesidad de hacerlo conscientemente y en libertad, aún si al día siguiente hay que mantener y fortalecer la lucha por hacer vigentes todos los derechos para todas y todos.
Nuestros votos los emitimos en razón y conciencia, luego de los análisis y deliberaciones que enriquecen los puntos de vista, tanto a nivel familiar como social, sindical y políticamente. Son decisiones individuales que, por supuesto, tienen incidencia colectiva, lo que significa fortalecer las coincidencias y discutir las diferencias con la sabiduría que nos permita comprender las razones y fundamentos que cada quien tiene.
Cada quien es responsable de sus propias decisiones, por lo que asumirlas consecuentemente es motivo de satisfacción. Este artículo será leído cuando ya sepamos los resultados de las elecciones y tendremos oportunidad de comentar y valorar sus implicaciones al respecto en próximas colaboraciones.
Por el momento, podemos decir que este ejercicio democrático es importante para definir el rumbo político de nuestro país, aún si esto no significa una transformación de fondo del sistema capitalista por lo que hemos venido luchando desde hace décadas, ya que para ello se requiere de un proceso de organización colectiva con una perspectiva anticapitalista y ecosocialista que no se definió en estas elecciones por la ausencia de organizaciones políticas de izquierda en las boletas electorales.
No obstante, es claro que el hecho de que salgan a votar millones de personas, es un derecho que se ha conquistado mediante luchas democráticas en donde ha significado inclusive la pérdida de la vida de muchas personas que se atrevieron a desafiar el sistema autoritario y antidemocrático que prevaleció durante cerca de 7 décadas y que, esperamos, no regrese al poder del que fue obligado a salir durante las elecciones anteriores.
El voto es secreto, precisamente para evitar que las medidas de control represivo se impongan, aunque eso no significa que la democracia se quede únicamente durante el día en que se emite, sino hay que luchar por una democracia participativa y directa para ejercer cotidianamente el poder del pueblo organizado.
Por ello, expresar que además de votar por alguna candidatura con la que se tenga más coincidencias que diferencias, también se expresaron votos simbólicos en el cuadro de candidatos sin registro, con el nombre de un desaparecido, como es el de nuestro camarada José Ramón García Gómez, desaparecido en Cuautla, Morelos, el 16 de diciembre de 1988, justamente después de haberse consumado el fraude electoral que impuso al gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari, como una medida de represión política a quienes lucharon organizadamente por el respeto al voto.
También con el nombre de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero o el de alguno de los más de 113 mil desaparecidos que buscan los colectivos de familiares de buscadoras por todo el país, ya que no hay democracia con desaparecidos.
En el mismo recuadro de candidaturas sin registro se colocaron nombres o consignas en contra de la violencia feminicida, por la vida y la justicia, basta de feminicidio, ni una más.
Ante las muertes violentas de mujeres que ocurren en forma cada vez más cruel y frecuente, lejos de disminuir las protestas deben aumentar, en las urnas y en las calles, por todas las mujeres que son privadas de la vida y del derecho a decidir, a soñar, a amar a quienes quedan huérfanos, como se ha documentado por la Comisión Independiente de Derechos Humanos desde el año 2000 a la fecha en que se han documentado más de 1300 casos de feminicidio y que llevó precisamente a establecer la Alerta de Violencia de Género en agosto de 2015 para 8 municipios del Estado de Morelos, por lo que resulta inaceptable que las candidaturas no hayan tomado en cuenta en sus campañas esta dramática realidad, por lo que es claro que, quien quiera que quede al frente del Gobierno del Estado, deberá asumir al día siguiente de su mandato el cumplimiento de todas las medidas de atención, prevención y sanción que permitan erradicar el feminicidio.
Son votos simbólicos que muestran la decisión de que, gane quien gane y gobierne quien gobierne, los derechos se defienden.
Estamos a la espera de los resultados electorales y mañana ya se sabrá quien ganó y quien perdió. No especulamos al respecto, pero lo que sí podemos afirmar sin duda alguna, es que, quien quede al frente del gobierno, tendrá retos enormes para respetar la voluntad popular y aplicar las políticas públicas que sean favorables a los derechos humanos de todas y todos.
Aún si no consideramos que vayan a transformar de raíz este sistema capitalista, apostamos a construir un polo de lucha unitario social y políticamente independiente, para seguir luchando y conseguir las demandas largamente pospuestas de los sectores sindicales y sociales, de la clase trabajadora y los pueblos indígenas, que no van a bajar la guardia ante los poderes establecidos.
No se trata de que se tenga confianza o mucho menos se lancen las campanas al vuelo si los resultados son favorables a una u otra opción, sino de forjar una conciencia de clase trabajadora donde se tenga la confianza en sus propias capacidades para actuar de manera autónoma e independiente, apostando a construir y fortalecer estrategias y programas de demandas y planes de acción para salir adelante, como lo ha demostrado en éstas semanas la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y el movimiento de padres y madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, que tendrán reuniones con el presidente al día siguiente de las elecciones y requieren contar con todo el apoyo y la solidaridad para lograr avanzar en el cumplimiento de sus demandas. Un día después de las elecciones del 2 de junio, la lucha continúa.