Ni un voto a la derecha que es anti derechos humanos

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Ni un voto a la derecha. Es verdad que existen muchas críticas a quienes llegaron al poder con un discurso antineoliberal y aplican políticas similares. Sin embargo, quienes pretenden regresar al poder ya demostraron ser mil veces peor cuando lo ejercieron, violando toda clase de derechos humanos, reprimiendo la protesta social, favoreciendo únicamente al capital privado. Impedir su regreso mediante la lucha independiente es necesario en todos los terrenos. Hoy se requiere de un análisis colectivo, tomar decisiones democráticas, acordar tareas para llevar a la práctica las mejores estrategias de lucha. En medio de la confusión ideológica y la manipulación, así como el uso desmedido de los recursos económicos, hay que fortalecer la conciencia organizada, para ir más allá de la coyuntura electoral. El camino es luchar. Porque gobierne quien gobierne, los derechos se defienden.
La recomposición de las clases dominantes en un nuevo régimen político con un discurso supuestamente por encima de los intereses de clase y retóricamente antineoliberal, alimenta esta confusión que se fortalece con las posiciones de quienes fueron parte de la izquierda y que hoy desmoralizados de lo que consideran viejos ideales inviables, abrazan una perspectiva supuestamente realista e institucional, absorbidos por el Estado capitalista.
Por eso es necesario impulsar un frente amplio de movimientos sociales y fuerzas anticapitalistas que, manteniendo la independencia de clase, luchan y resisten, gobierne quien gobierne, hasta constituir un amplio polo para disputar el poder político e iniciar una verdadera transformación que rompa con el capitalismo y reinicie la revolución mexicana interrumpida.
Entendemos que construir un partido revolucionario con influencia de masas, no es un proceso lineal. Se requiere converger con otras fuerzas militantes convencidas de la propuesta socialista y la necesidad de un instrumento independiente de las fuerzas políticas burguesas hoy hegemónicas. Sin sectarismos hemos intentado varias veces esa convergencia como lo hicimos en su momento con el llamado del Sindicato Mexicano de Electricistas a construir una Organización Política del Pueblo y los Trabajadores. Pero al mismo tiempo que intentaremos todas las posibilidades de construcción de un partido amplio de la clase trabajadora, entendemos la urgencia y necesidad del fortalecimiento concreto del PRT para ayudar a ese proceso más amplio que tiene el reto central en esta época de mantener la independencia de clase.
Hoy es necesario responder a la difícil situación de las luchas de las clases trabajadoras actuales, en el sindicalismo y las huelgas, en la lucha por la justicia y la verdad para los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y por las desapariciones políticas denunciadas por Rosario Ibarra y Eureka desde los años 70 y las decenas de miles de desaparecidos en la actualidad, es necesario responder a la lucha del feminismo anticapitalista y a las luchas de pueblos indígenas por sus derechos colectivos y comunidades contra los megaproyectos neoliberales ecocidas, así como contra la violencia amparada por el capitalismo extractivista de compañías mineras y de otros negocios del llamado crimen organizado.
Estas luchas centrales en este momento a las que no se les resuelven sus históricas demandas, como el magisterio de la CNTE y otras luchas sindicales como las del SME y el SITIMTA, se las presiona para que se posponga o se sometan a los ritmos e intereses de las campañas y candidaturas electorales. La respuesta a este nivel es impulsar un polo social y político alternativo de los partidos del gobierno, pero también alternativo a los partidos de la derecha tradicional del PRI, del PAN y el PRD. Un polo de lucha alternativo con un programa de lucha para antes y después de los procesos electorales independiente de los bloques y partidos en campaña.
En las elecciones federales y locales de 2024 constatamos la ausencia de una verdadera izquierda socialista, la ausencia de un partido político que en el nivel institucional exprese y represente los intereses de las clases trabajadoras de la ciudad y el campo. El sistema electoral vigente con su exclusión de partidos de la clase trabajadora impide que se pueda emitir un voto de clase y condena a sufragar un voto como individualidad, entre partidos que están determinados por la hegemonía de las clases dominantes. Con esas limitantes, hay que decir claramente que ni un voto a la derecha neoliberal y reaccionaria.
Aun si se consolida un nuevo régimen político que continúe el gobierno de López Obrador, la constante será la misma. Tanto el bloque de partidos del gobierno como el de los partidos de la derecha tradicional del PRI, del PAN y del PRD han demostrado ya en la práctica su política de gobierno, Morena misma ya es partido de gobierno, que en el final de su sexenio resulta que algunas de las mismas luchas que enfrentaban al neoliberalismo continúan peleando porque las reformas neoliberales no se abrogaron. Evidentemente, está claro que también nos oponemos a la hipócrita campaña de la derecha del PRI y del PAN que pretende el regreso de la vieja oligarquía neoliberal.
El conflicto al final del sexenio va en dos cursos paralelos: el de las campañas electorales y el de la lucha de clases. Para las clases trabajadoras, pueblos indígenas en resistencia y las luchas sindicales que hemos mencionado no hay alternativa en el proceso electoral. La alternativa está por fuera del proceso electoral. Es la unidad de las luchas, sí, pero en un polo social y político alternativo a los partidos del gobierno y a los partidos de la derecha tradicional. Un polo con un programa de lucha para antes y después de las elecciones, porque gobierne quien gobierne, los derechos se defienden. Más allá de promesas electorales y llamados al voto, la lucha debe continuar y no supeditarse a los intereses de los partidos en juego. Es un homenaje a maestras y maestros que nos enseñaron a luchar con dignidad.

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