Todos los morelenses, frente al escenario de violencia y muerte que enfrentamos, todos los días nos preguntamos ¿hasta cuándo se va a detener esto? Para ser honestos, yo si ya estoy cansado. Estoy cansado de que, en mi país, la gente que todos los días trabaja esforzadamente, sin importar muchas veces que sacrifique tiempo valioso con su familia, con sus hijos, con su pareja, tenga que andarse escondiendo al salir por la calle; que tenga que enclaustrarse con decenas de métodos de seguridad para proteger su casa; de que no puedan disfrutar plenos, en su tierra, lo que se han ganado con el sudor de su frente y muchas veces incluso a costo de sangre.
Estoy cansado de que a todos los que les va bien, producto del trabajo honesto y de verdad, de muchos sacrificios, vivan tras las rejas en sus propios negocios y en sus hogares; de que vivan todo el tiempo con el temor a ser secuestrados o que alguno de sus familiares sufra una desgracia.
Estoy cansado de que la gente trabajadora piense dos veces en comprarse un buen auto, una buena casa o vestir bien, porque inmediatamente se vuelven blanco de ladrones, secuestradores, narcotraficantes y hasta de hambrientos políticos.
Estoy cansado y me duele que en mi país sólo pueden ser ricos los narcos o los políticos; ambas figuras, asociadas a corrupción y violencia, a los abusos y al poder casi absoluto y descabellado; que pone en riesgo a todos los que están a su alrededor. En el camino, en muchos casos, ambas clases sociales, si son nuevas clases sociales, de nuestro país, los narcos y los políticos, conviven y hasta hacen negocios juntos y hasta se confabulan para quitarse de enfrente a todo aquel que se interponga a sus intereses.
Estoy cansado y me causa rabia que quienes trabajan de manera honesta y con buenos resultados económicos, tengan que pagar de su bolsillo, además de los cuantiosos impuestos que demanda el gobierno, su seguridad y la de su familia; que tengan que colocar cámaras e incluso sean obligados por las circunstancias a usar armas de fuego, por la zozobra que inunda a todos aquellos que por trabajo y bendición divina les llueven bienes; mientras que de lo que nos quitan a todos vía contribuciones, casi todos los “funcionarios públicos” incluso desde regidores, hasta gobernadores, pasando por diputados y senadores, gocen de elementos de seguridad pública para su cuidado, como si su trabajo fuese realmente honesto.
Yo si estoy cansado, de que mientras las autoridades muestran cansancio o desinterés para contrarrestar las graves condiciones de inseguridad que padecemos los mexicanos, pareciera que hoy cualquiera puede arrebatarle la vida a quienes trabajan honestamente. No solamente nos han robado la tranquilidad y la paz, a cientos y miles de familias, les han quitado un padre, un abuelo, una esposa, un hermano o un amigo. Eso ya me tiene harto!!!
Estoy cansado de que mientras algunos fiscales gracias a sus amigos gobernadores, gozan de seguridad, protección y hasta unidades blindadas, con cargo al erario, aún después de dejar sus cargos, todos los días los pocos y no aptos policías que se tendrían que encargar de darnos seguridad, por lo general siempre llegan ya que nos han quitado todo.
Estoy cansado, pero no me sorprende que el fallido sistema de justicia de nuestro país todos los días deje en libertad a quienes roban, matan y destruyen. No me sorprende porque un reino no puede estar dividido contra sí mismo. Están cortados con la misma tijera… Quizá, sólo quizá, después del dos de junio recuperemos la esperanza. Quizá…