En sesión de cabildo, el secretario de Desarrollo Sustentable y Servicios Públicos de Cuernavaca, Pablo Aguilar reconoció que el rastro municipal es una “bomba de tiempo” en virtud de que está por derrumbarse la estructura física del lugar, sumado a que el cárcamo donde se tiran los residuos está tapado y por ende también los drenajes están a un paso de colapsar.
Durante la sesión en donde por primera vez se está dando voz a los secretarios del ayuntamiento para que rindan un informe sobre la situación en que encontraron sus oficinas y las necesidades más apremiantes, Pablo Aguilar expuso que además del taponamiento del drenaje, toda la maquinaria del rastro requiere mantenimiento porque el año pasado se recibió la visita de Cofepris y si bien se cumplieron algunas observaciones, faltan otras más por atender.
Insistió al mencionar que el inmueble en general requiere de mantenimiento mayor y no se cuenta con una incineradora con la capacidad que requiere la norma, es decir, hoy en día se quema el desecho, pero después se tiene que incinerar y eso requiere una alta inversión.
Para tal efecto ya se realizó una reunión de trabajo con los introductores de ganado quienes están poniendo de su parte para remodelar el área de las corraletas que es una de las que más necesita de atención porque se tiene la capacidad para guardar a 500 animales, pero necesitan más acondicionamiento.
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El rastro municipal necesita de atención urgente, dijo el funcionario a los integrantes del cabildo que encabeza el alcalde José Luis Urióstegui, quien se comprometió a atender el problema y destinar los recursos económicos para su atención antes de que se genere un problema mayor.
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