Cárteles disputan distribución del agua en la región oriente de Morelos

Confrontados, Comando Tlahuica, Familia Michoacana, Los Colombianos y Los Linos; luchan contra Unión Tepito

La disputa entre los cárteles de la delincuencia organizada se ha desatado en la región oriente de Morelos. Pelean la plaza el Comando Tlahuica, La Familia Michoacana, Los Colombianos y Los Linos, que están confrontados entre sí y a su vez luchan contra la intromisión de la Unión Tepito, organización que también quiere asentarse en el territorio. Lo más grave es que ahora tienen en la mira el control del agua en la región.
Después de que el 23 de enero se registrara un ataque armado en la carretera Cuautla-Cuernavaca, en el que un hombre fue asesinado y una mujer y dos menores de edad resultaron lesionadas, una de las cuales caminó por el borde de la carreta herida pidiendo auxilio a los automovilistas, el titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, confirmó ya en febrero la presencia del “Cártel Chilango” en la entidad, principalmente en la región oriente.
Aunque no es el eje de sus actividades, los distintos cárteles destacaron por las extorsiones a los restaurantes, tortillerías, bares, hoteles y centros nocturnos, cuyos propietarios son obligados a pagar “protección”. Pero cada vez están llegando más lejos, porque entre sus víctimas se encuentran tanto los propietarios del ingenio de Casasano, lo mismo que los transportistas de la caña, cuyo líder fue asesinado recientemente. Y lo mismo ocurre tanto con los introductores de carne, uno de los más importantes recientemente ultimado, como las denuncias de los líderes de organizaciones de productores agrícolas, que también han referido su desesperación al ser víctimas de la ola delictiva.
Si bien las principales actividades delincuenciales de los distintos cárteles asentados en la región oriente son el sicariato, el homicidio, el narcomenudeo y la extorsión, ahora tienen en la mira apropiarse y controlar las fuentes de abastecimiento de agua potable de la región, de acuerdo con reportes de vecinos de la región que no se atreven a denunciar.
Las implicaciones de que los cárteles tomen el control del cobro de cuotas por la distribución del agua potable en la región afectan a toda la población, así como a sus sectores productivos, lo que podría colapsar la economía de la zona.

 

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Las organizaciones criminales no sólo se disputan la región oriente, sino que también han extendido su área de influencia a otros territorios. Los Linos, por ejemplo, han ampliado su área de operaciones no solo en municipios como Yautepec, donde hay disputas como en general en la zona oriente con Los Colombianos, sino se acercan a la zona centro del estado, haciendo acto de presencia en Jiutepec, Emiliano Zapata, Tlaltizapán y tienen en la mira Cuernavaca, aunque entre los cárteles presumen que ya están operando en la capital de la entidad.
Los focos rojos brillan intensamente tiñéndose de sangre por toda la entidad, sin que la Comisión Estatal de Seguridad Pública dé muestras de coordinación con el Gobierno Federal, el Ejército, la Marina Armada de México y la Guardia Nacional para frenarlos. Se han convertido en resguardantes de escenas de los crímenes, sin que hasta ahora hayan podido frenar la expansión de los cárteles, como impedir la llegada de la Unión Tepito, que también quiere tomar parte del botín llamado Morelos, debido a la incapacidad gubernamental para enfrentar la ola delictiva.
Se amenazan entre ellos con narcomantas, y a la sociedad la acosan exigiéndoles no tomar partido por cárteles opositores unos de otros; algunos prometen que pondrán orden y su generosidad estriba en que solamente serán extorsionados por un grupo criminal.
Nadie denuncia, nadie los enfrenta, como no sea entre ellos mismos. De esto dan cuenta las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que en 2023 registró 236 casos de extorsión en todo el estado de Morelos, un grave aumento con respecto al 2022, cuando se reportaron 147. La cifra negra, sin embargo, es exponencial, porque nadie quiere perder su vida reportándolo, ya de por sí en peligro por las amenazas y extorsiones.
Los cárteles quieren apoderarse de todo lo que produzcan, lo que generen o lo que tengan los morelenses, particularmente en la región oriente.
Y ahora van por el control del agua potable…