El uso de redes sociales es cada vez más utilizado en el ámbito político, siendo así que se ha convertido en una herramienta casi obligatoria para todo aquel que quiera hacerse notar, pues esto es capaz de influir en la opinión pública y en la toma de decisiones de los votantes, pues uno siempre se inclina a lo conocido y a lo que le resulta familiar y esto además de las ideologías políticas afines se logra estableciendo una conexión directa con los ciudadanos y ciudadanas. Al utilizar estas plataformas de manera activa y transparente, los políticos pueden comunicar sus propuestas, escuchar las preocupaciones de la ciudadanía y responder a sus preguntas de manera inmediata. Esta cercanía contribuye a generar confianza.
Para lograr esto se hace uso de diversos medios dentro de las mismas redes sociales, desde la creación de perfiles y páginas de candidatos hasta el uso de anuncios pagados para amplificar el alcance del mensaje y llegar a audiencias específicas.
Sin embargo no todo resulta bueno pues dentro de esta red masiva de información también existe la desinformación la cual es utilizada para difundir información falsa o engañosa lo que causa un estado de incertidumbre en los votantes, pues unas elecciones sin confiabilidad sin causa un gran impacto en la política y la democracia. Tema por el cual resulta oportuno prestar atención pues según últimos datos de la UNESCO determinaron que el 56% de los usuarios de internet utilizan las redes sociales como su principal fuente de información, siendo así superado por la televisión.
Ante estás circunstancias se vuelve necesario la implementación de normatividad para la regulación del uso de redes sociales en campañas electorales en dónde se vele por la transparencia en la publicidad política, establecer límites de gasto en la publicidad, verificación de la veracidad de contenido, para así promover la equidad en el uso de esta herramienta y sobre todo proteger los derechos de los ciudadanos en el entorno digital para propiciar una sociedad justa y democratica.
Es necesario que las normas vayan de la mano con la evolución constante de la sociedad.