Es muy difícil la atención y justicia en casos de violación y feminicidios a mujeres afrodescendientes, porque comprobar que la agresión fue producto de un acto de racismo es muy complicado. Los retos que ellas y ellos enfrentan son numerosos, incluyendo en el terreno electoral, pues aunque se supone que existen cuotas para su inclusión en las fórmulas de candidatos, veremos cómo lo resuelve el Instituto de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac).
Esto lo afirmó Ariadna Ríos, directora general del Centro de Alfabetización y Derechos Humanos A. C., organización que se dedica a dar cursos sobre la importancia de la igualdad y el respeto de las garantías de los individuos, quien destacó que aunque no se acepte, seguimos siendo una sociedad ampliamente racista en pleno siglo XXI.
En el caso de las mujeres afrodescendientes que se ven en la desgracia de ser víctimas de una violación o un feminicidio, en su caso por pertenecer al sector social del que provienen (aunque implica un doble delito) es muy difícil de probar a la hora de denunciarlo y después ante un juez.
“Es muy complicado hacer ver que el motivo de su violación sea por su condición específicamente. Sí ha sido muy difícil llevar estos casos, como ocurre también con los feminicidios, comprobar también que es por su ascendencia. Todavía hay mucho trabajo que hay que hacer”, considera.
En torno a la magnitud del problema particularmente en la entidad, dijo que el problema no sólo es grave porque están ocurriendo violaciones y feminicidios contra mujeres afrodescendientes, con las dificultades que entraña probar ante las autoridades que es por su ascendencia, sino que es más complicado porque existe gran discriminación en nuestra sociedad.
“Lo grave de esto también es que no nos damos cuenta de que somos racistas. Ser racista no solamente implica que tú le grites algo indebido a una persona. Lo peor es que puedes tener formas de pensamiento, de expresión cotidianas”, consideró Adriana Ríos.
Consideró que se trata de un problema estructural, porque el racismo no se limita a agredir verbalmente a una persona, sino que lamentablemente se está llevando a un nivel más alto, en el que están las agresiones físicas, como las violaciones y los feminicidios, que en particular contra este sector social están invisibilizados porque es muy difícil probar que la causa primaria del ataque sea por el origen de las mujeres, al ser afrodescendientes.
Las agresiones contra este sector social van más allá de estos dos graves problemas, violación y feminicidio, puesto que se ve en otros ámbitos de su desarrollo e incorporación a la sociedad, como es el hecho de acercarse a posiciones en las que se toman decisiones, como es la política. Esto constituye un enorme reto para las autoridades electorales: lograr que en la competencia por los cargos de elección popular se verifique que se asignaron posiciones a las personas afrodescendientes.
“Por eso ahora, en este proceso electoral, los partidos políticos deben incorporar a personas que se definan como afrodescendientes y va a ser muy interesante cómo el Impepac va a resolver el tema. Todas las fórmulas deben incluirlas. Hay una cuota, como en el caso de las mujeres”, destacó.