El mundo moderno avanza y con el nuevas formas de violentar, en los últimos años se ha registrado una nueva tendencia de violencia digital, según las estadísticas las mujeres tienen 27 % más probabilidades de sufrirla siendo las adolescentes y jóvenes las más expuestas, una modalidad de esta clase de violencia que se ha popularizado son las llamadas Deepfakes esto puede ser un vídeo, una imagen o un audio generado que imita la apariencia y el sonido de una persona, es decir, un montaje que simula ser real con el objetivo de denostar y denigrar a la persona víctima de estos hechos, causando impacto en su salud mental.
Un hecho que puso de manifiesto la preocupación y relevancia del tema fue el suscitado en octubre del año anterior el cual un estudiante del IPN fue descubierto con alrededor de 160,000 imágenes en su iPad cuyo contenido era de imágenes y videos íntimos de los cuales gran cantidad de dicho contenido fue manipulado por IA, cabe hacer mención que en su mayoría eran imágenes de compañeras de la misma institución, lo que ocasionó como primer antecedente en el país la exigencia de justicia ante estás circunstancias, lo que puso de relieve la falta de mecanismos jurisdiccionales y policías especializados para actuar ante estás circunstancias.
A pesar de que aún es un sistema deficiente es oportuno señalar que estos delitos están previstos en la Ley Olimpia. La ley Olimpia contempla la alteración de imágenes como una forma de violencia digital, el cual la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre para Violencia establece en su artículo 20 Quáter los siguiente « violencia digital es toda acción dolosa realizada mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación, por la que se exponga, distribuya, difunda, exhiba, transmita, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento, sin su aprobación o sin su autorización y que le cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su vida privada o en su imagen propia.»
Las formas de violentar se diversifican en medida que los violentadores encuentran nuevas herramientas para hacer uso de sus fines por lo que es necesario que las leyes cambien de acuerdo a la protección que la población hoy en día demanda y surjan los mecanismos adecuados para hacerla cumplir la justicia.