Con un ciclo escolar prolongado por diversas razones, entre ellas por la urgencia de solventar el rezago educativo y otros saldos negativos provocados por el cierre de las escuelas en los ciclos 2020-2021 y 2021-2022, debido a la pandemia de Covid-19, las autoridades educativas deberán evaluar a conciencia el desgaste mayúsculo que las escuelas y las comunidades educativas sufrieron el último año, en particular, el de los maestros.
Y no se trata de establecer sólo cuantitativa sino cualitativamente la recuperación de ese rezago o los alcances obtenidos durante el ciclo escolar 2022-2023. En términos de días establecidos en el calendario escolar, y con relación a los planes y programas que se realizaron, no se puede soslayar el enorme desafío que ha planteado el que en este ciclo se transite de un modelo educativo a otro, es decir, el que sea en el año escolar ya concluido y en el que vendrá, el tiempo en que por finla Nueva Escuela Mexicana aterrice.
El asunto es que, por donde se le quiera ver, ha sido a las escuelas y a los maestros a quienes se les ha cargado la mano nuevamente en este proceso, pues si somos objetivos, el magisterio del país sobrepasa una década inmerso obligadamente en la transición de un modelo educativo a otro, hasta en dos ocasiones, expuesto a un desgaste irremediable en tres ámbitos de su quehacer profesional: formación continua, procesos de evaluación y burocracia administrativa.
Respecto a la formación continua que incluye capacitación, profesionalización y actualización permanente, el magisterio sigue adoleciendo de programas y apoyo oficial, por lo que en la mayoría de los casos corre por cuenta propia, incluyendo la realización de cursos, talleres y estudios de posgrado que son sufragados con su salario, mientras que en el caso de los procesos de evaluación, ya sea verticales u horizontales, es sometido a exámenes y pruebas que significan un trabuco, generan estrés y absorben buena parte de su energía y su tiempo, en medio de una serie de factores que si bien hoy reconocen la trayectoria y la vocación del ser docente, no dejan de ser tan desgastantes y sufridos.
Y para colmo de males, la tan prometida descarga administrativa ha resultado tan inverosímil, que precisamente uno de los muchos momentos durante el ciclo escolar que los maestros y directivos odian tanto, es cuando tienen que reportar al inicio, durante y al término del ciclo escolar una larga lista de informes, documentos, datos y demás, alimentando plataformas bajo amenaza constante de ser cerradas o de plano disfuncionales, que en todo caso dejan como conclusión que simplemente, la burocracia en el ámbito educativo y de las escuelas, es imposible de combatir.
Desde luego que, para el magisterio, la evaluación sobre los alcances, resultados y avances que se han tenido en el último ciclo escolar ya se dio, yen términos de recuperación y aprovechamiento escolar seguramente son muy satisfactorios, no así el balance sobre las condiciones en general y el tiempo invertido y aprovechado durante el mismo, pues basta realizar un sondeo entre los grupos de docentes que por las redes sociales conocemos, para saber su opinión al respecto.
La conclusión es que un número mayor de días al calendario escolar no es proporcional, en términos de evaluación, a un mayor aprovechamiento de los alumnos, pues si del cumplimiento de planes y programas se trata, por lo menos habría que restarle 30 días a dicho calendario. Si a esto agregamos lo expuesto en términos de desgaste por los factores de formación continua, procesos de evaluación y burocracia escolar, es muy probable que un mayor tiempo docente en las aulas no sea la mejor decisión en términos cualitativos para el rendimiento y aprovechamiento escolar, a ver…
L@S REDES: El ecocidio en la reserva de el texcal representa una afrenta para el pueblo tepozteco y para la sociedad en su conjunto, pues se trata de la más importante zona de recarga de mantos friáticos del estado y un área en donde la flora y fauna es única. Su devastación indiscriminada durante el último lustro es visible para cualquiera,pero no para alguna autoridad de ningún nivel de gobierno pues su nula acción, deja en claro la indolencia conque se ha tratado el tema ambiental para las autoridades. Al ritmó de destrucción de el texcal es probable que en un lustro más la mancha urbana haya avanzado en buena parte de la zona que, incluso, es protegida por decreto, por lo que valga recordar que la omisión, también es un delito, veremos…
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