Estirpes migrantes

Dominó social

El fenómeno de la migración es tan antiguo como la presencia de los humanos en el planeta tierra, fue incluso gracias a esta movilización que se logró habitar en su totalidad del planeta. Al ser este un fenómeno social, ha tenido adaptaciones respecto de sus motivaciones, tipo de movilidad, riesgos, y distancias.

Por ejemplificar de manera más clara podemos identificar las migraciones latinoamericanas que se dieron durante los años 80´s y 90´s, en donde la mayoría de los migrantes eran del sexo masculino, y salían de su lugar de origen con el objetivo de buscar mejores condiciones de económicas y de vida para ellos y sus familias, teniendo como meta un retorno pronto. Mientras que a inicios de este siglo la principal variación en la migración se dio con un aumento considerado de mujeres que buscaban  alcanzar el afamado sueño americano en su mayoría.

Hoy, no muy lejano al inicio del siglo, la migración tiene cambios importantes; por ejemplo, las movilidades se dan con mayor frecuencia con familias completas, sin intención de retornar, y una de las motivaciones más frecuentes son la crisis de inseguridad que viven en sus países de origen.

Sin embargo, de acuerdo con cifras de la propia Organización Internacional para las Migraciones, desde el año 2011 a nivel global se ha registrado un significativo incremento en el porcentaje de población migrante, y con ello un cambio relevante en los riesgos a los que un migrante se enfrenta durante su tránsito. Es verdad que los daños en la salud debido a las altas o bajas temperaturas, los accidentes por los modos peligrosos de traslado o ser víctimas de delitos son riesgos a los que históricamente los migrantes en tránsito se han tenido que enfrentar; pero también es una realidad que con el aumento de mujeres y niños, la vulnerabilidad a sufrir las circunstancias ya mencionadas son aún mayor.

Durante al menos los últimos 10 años, quienes de forma profesional nos dedicamos al estudio de las relaciones internacionales hemos podido registrar una tendencia constante en la relación que existe entre los migrantes y los indigentes, puesto que un alto porcentaje de los migrantes son detenidosdurante su trayecto o incluso deportados, dejando en situaciones que los orillan a la indigencia por la falta de documentación, de vivienda y recursos económicos.

Las personas que se encuentran en un estatus de migrantes indigentes ilegales no solo tienen que lidiar con condiciones violatorias de sus derechos humanos de primera generación, si no, también, con la indiferencia de una sociedad casa vez más indiferente a las circunstancias de vida del otro.

Desde el año 2020, con la llegada de COVID-19 y el cierre de fronteras tan importantes como la de México - Estados Unidos, en los estados mexicanos fronterizos (principalmente) de vio un incremento exponencial en número de migrantes indigentes, por la implementación del título 42 por parte del gobierno estadounidense. 

Pero la rápida difusión de información que permitía a los migrantes conocer la escasez de oportunidades de una vida digna que existía en el norte de México, muchos migrantes decidieron pausar su trayectoria e instalarse en Estados que bajo teorías internacionalistas son identificados como estados de tránsito, siendo el estado de Morelos uno de ellos.

Ahí la razón por la cual durante los últimos meses muchos de los ciudadanos morelenses, principalmente los capitalinos se han percatado de la presencia de un muy mayor número de indigentes en las calles principalmente del famoso primer cuadro.

Esto, se ha convertido ya en un problema hasta de seguridad pública, pues al no existir condiciones dignas de vida, muchas de estas personas se ven casi obligadas a delinquir en búsqueda de llevar un pan a su boca.

A pesar de existir en nuestro país una Ley Nacional de Migración que busca garantizar los Derechos Humanos básicos de las personas, sin importar el estatus migratorio en el que se encuentran, la realidad es que al menos en el 80% del territorio nacional los derechos de los migrantes no legales se ven poco protegidos; tan es así que tan solo en el municipio de Cuernavaca de acuerdo con información del propio DIF no se cuenta con albergues que permitan la recepción de migrantes en situación de calle lo que agrava aún más la situación pública social en la que el municipio se encuentra, pero es importante aclarar que esta inexistencia de albergues no es responsabilidad total del orden municipal sino de la falta de recursos a nivel nacional por una mal llamada austeridad republicana.

Esa austeridad a la que el gobierno de la 4T nos ha condenado, ha tenido otro tipo de altos costos como lo es la vida de poco más 850 migrantes tan solo en el 2022. Es urgente, que el gobierno federal reivindique la ruta que hasta ahora ha tomado en materia de migración, antes de que a la manera de Marque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tengan una segunda oportunidad sobre la tierra.

*IR