Nicanor Pérez

La misión docente

La Maestra de Formación Cívica y Ética había faltado a sus labores; quizá se trató de una situación de emergencia, que le había impedido notificar de su ausencia a sus superiores; para que estos a su vez, tomaran las consabidas providencias.

Una de las líneas de trabajo en el plantel educativo para mejorar la educación, era la disposición al cambio y la transformación; sinfalsa  pretensión, pero con firme determinación; se había instruido a todo el personal, salir de sus estados mentales de cómoda posición.

Ningún grupo debería estar sin Maestro en el salón; esa había sido la reiterada indicación; pero esta vez el personal de apoyo, atendía sus diversas ocupaciones y al no tener opciones a la vista, el Director se vio precisado a cubrir a la Maestra faltista.

Después de saludar y disculpar a la docente ausente, el director pidió a los alumnos le informaran oralmente su opinión del libro: “Los 7 Hábitos de losAdolescentes Altamente Efectivos” de Sean Covey; que sabía habían leído con su maestra recientemente; y por supuesto que compartieran también el impacto, las experiencias y los cambios que dicha lectura había logrado en sus existencias.

Alejandra, dijo que le pareció un buen libro porque estaba diseñado para adolescentes; gracias a la lectura estaba intentando cambiar sus hábitos que no favorecían su saludable desarrollo y para tenerlo presente, había transcrito en su libreta la cita de Samuel Smiles, que le parecía una buena recomendación para mantener abiertos los ojos y no perder el rumbo en el camino: “SIEMBRA UN PENSAMIENTO Y COSECHARÁS UN ACTO; SIEMBRA UN ACTO Y COSECHARÁS UN HÁBITO; SIEMBRA UN HÁBITO Y COSECHARÁS UNA PERSONALIDAD; SIEMBRA UNA PERSONALIDAD Y COSECHARÁS UN DESTINO.”

Eduardo, mencionó que de igual manera le gustó la lectura porque lo confrontó con su mundo interior, generalmente inquieto y de mal humor, y lo motivó a realizar cambios a su favor; ahora intentaba ser más tolerante y ofrecer apertura.

Ezequiel, pidió la palabra para expresar que leer el texto le había confirmado los principios y valores que sus padres le han inculcado desde la infancia; como son: el respeto a los demás, la solidaridad, la justicia, la honestidad, la responsabilidad, la persistencia en los propósitos y la constancia.

 

Angélica, se sumó a los participantes aceptando que el libro le enseñó a diferenciar entre una persona reactiva y otra proactiva; porque así era su estilo de actuar de manera caprichosa, emocional o reactiva en cualquier circunstancia; pero la lectura le había permitido poner mayor atención a su forma de reaccionar y ahora procuraba pensar y  respirar previamente, antes de dar una opinión o actuar espontáneamente; le quedaba claro que proactividad implicaba que entre lo que le pasaba y el cómo reaccionaba, era indispensable la participación de sus sabias decisiones, atemperando para ello sus caprichosas emociones. 

Arturo, comentó que había escuchado que pensar en el pasado generaba melancolía o depresión, y si se pensaba en el futuro,  se padecía estrés y preocupación; y  por supuesto que él ya lo había experimentado; por tanto la propuesta era, mantenerse despierto en el presente y de esta manera no alterabas tu estado de ánimo consecuente; pero el texto sugería, que en la etapa adolescente, se pensara y visualizara un proyecto de vida; establecer metas y objetivos reales y alcanzables, partiendo del propio potencial para que fueran realizables.

Sandra, al igual que sus compañeros, coincidió en que había sido un acierto la lectura del libro; los diferentes relatos y experiencias que contenía les daban ejemplos vivos, en los cuales algunos de ellos reflejados se veían. Dijo que el valor de un libro está en abrirlo, y para conocerlo y comprenderlo es indispensable leerlo; y luego, extraer su enseñanza y tratar de aplicarlo en nuestra vida cotidiana; dar antes de recibir, pensar en los demás y no sólo en uno mismo, de lo que se tiene compartir, tener consciencia de que todo pensamiento, sentimiento y acción tienen trascendencia; es sin duda una gran oportunidad y responsabilidad, el vivir.

El director se percató que no le daría tiempo escuchar todas las opiniones, por lo que los felicitó y pidió a todos que en una hoja dieran cuenta por escrito de sus valiosas aportaciones; finalmente les dijo: me queda claro jóvenes alumnos que, si son responsables y conscientes de todo lo que sienten, piensan y hacen, eso les será más que suficiente, para que en sus proyectos tengan éxito y en sus lúcidas existencias, no fracasen.

Transcurre una semana más de receso para estudiantes y docentes, que debe ser sabiamente aprovechada para nutrir la mente, el corazón y las conciencias; con lecturas que recreen y engrandezcan las existencias.

*IR