Tres instituciones intocables había para la crítica periodística: La Virgen de Guadalupe, la esposa del C. Pdte. y el Ejército. Es posible que esté mal informado, pero eso era lo más conocido. De ahí que no encontramos en medios de prensa anteriores ninguna crítica o ningún comentario fuera de lugar.
Alguna vez escribí que la aparición de la Guadalupana, nuestra madre Tonantzin, era una hermosa leyenda. En ella la Virgen se manifestaba no a los Encomenderos o al Señor Obispo, sino a los más necesitados, los más pobres y desamparados haciéndose eco de lo manifestado por Jesús, su hijo, en el Sermón de la Montaña cuando dijo: Felices los pobres… y pobres de los ricos. Ay, ese Jesús, siempre polarizando… Por eso la imagen de Juan Diego y su tío, indígenas pobres e ignorantes, en el desamparo total.
Más de una crítica recibí. Una de ellas, de una amiga que me era muy querida, me obligaba a pedir perdón, hacer un acto de contrición e ir a la Basílica para cruzar, de rodillas, su explanada. No era… no es, pa´tanto…
En cuanto a las muy honorables esposas de los presidentes destaca por su discreción Doña Eva Sámano de López Mateos. La de Díaz Ordaz no sé quién era, a menos que se considere a la Tigresa, Irma Serrano, como su consorte. La enloquecida mujer de López Portillo que se consideraba la décima musa. Las de Salinas y Zedillo, totalmente opacadas. Y una otra, trastornada, falta de escrúpulos, Marthita Sahagún, de Fox y la persignada de Calderón.
Peña Nieto se compró una en el burdel de Televisa.
¿Y el ejército? Esa institución está en deuda con el pueblo desde el 68 y más. Ha sido defensora de las instituciones nefastas y de los intereses de la oligarquía. Ha participado en represiones masivas, asesinatos y abusos. Enfrentan ahora la acusación de complicidad con los delincuentes que asesinaron a los estudiantes de Ayotzinapa. Y no han dado cuenta de su proceder, todavía.
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Hemos visto un video donde un soldado apunta con su rifle a un grupo de estudiantes que se refugiaron en un hospital o escuela. Sentados, de espaldas a la pared observan a ese soldadito, muy envalentonado, que los insulta y los amenaza, lleno de valentía, con su arma. ¡Temerario y aherrojado!
En el ´68, un comandante fue a ver a los estudiantes a la cárcel sólo para burlarse de ellos. Aquel soldado y este comandante deberían ser puestos frente a ambas agrupaciones estudiantiles, desarmados, sólo para ver su reacción.
Recuerdo que en Nicaragua se narró con todo detalle la presentación del somocista que torturó a Tomás Borge durante meses. Cuando estuvo de pie, frente al comandante Borge, este cobarde empezó a temblar y a orinarse en los pantalones.
De acuerdo a la información que muchos tenemos y manejamos, el ejército no puede lavarse la cara con su trabajo actual. Tiene que dar cuenta de todo su pasado histórico remoto e inmediato, de cara a la nación, entregando a los que alegarán que sólo obedecieron órdenes. Esa ha sido la pinche excusa causante de muchas injusticias. Los nazis la usaban diciendo que quienes cumplen órdenes no son culpables. El Pan siempre lo ha repetido.
Vean, a propósito, a esos del Yunque, organización retrógrada y fanática que usa esta consigna: el que es mandado no es culpable. Es una forma de desaparecer el libre albedrío, de deformar la conciencia, de anular la autocrítica. Hacer de los seres humanos unos guiñapos.
Y a partir del ´68, tendríamos que cuestionar con toda rudeza y objetividad cuál fue el papel que el ejército cumplió con creces en la guerra sucia.
En estas fechas se conmemora la muerte por asesinato de Lucio Cabañas, ejemplo de convicción revolucionaria que entregó su vida por la defensa de su pueblo. ¿Su Partido?: El Partido de los Pobres.
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¿Qué papel jugó el ejército en esa represión desencadenada? ¿Cuántos muertos y desaparecidos hubo? Se sabe que en aquel entonces cuando salía un autobús de Atoyac de Álvarez hacia Chilpancingo o la Cd. de México, una vez en carretera, era detenido y abordado por la soldadesca. Y los muy disciplinados soldaditos bajaban a empujones a ciudadanos jóvenes acusándolos de ser miembros de la Guerrilla comandada por Lucio Cabañas. Su juventud y fortaleza eran más que argumentos para esa acusación. La gente que veía eso bien sabía que no los iba a volver a ver.
Simón Hipólito Castro (+), mi querido amigo, bien podría darnos referencia de estos hechos, hablarnos de Carmelo Cortés quien proponía medidas extremas o bien, con la sencillez de su estilo, narrarnos su última novela, “Virgen y Viuda”, basada en hechos reales. Los soldados aparecen en la boda de una pareja, se llevan al novio, lo torturan y asesinan cobardemente. ¿La acusación…? Ya la saben…
Por lo pronto, la exigencia es que entreguen cuentas por los jóvenes de Ayotzinapa, que digan la verdad, esa sí histórica, y que se entreguen a las autoridades. Una sacudida a esa estructura militar sería una estupenda muestra de que esta Transformación social va en serio, que no se repetirán crímenes contra el pueblo, que no habrá Impunidad para los represores, torturadores y asesinos, que no se debe confundir Justicia con Venganza…
Y, sobre todo, que no habrá, no puede haber, Perdón y Olvido.