Todo docente, debe vivir en el presente

La misión docente

Todo docente, debe estar consciente que somos el resultado de la herencia genética del ayer; y por ello, debemos siempre, a nuestros ancestros agradecer; el legado cultural, intelectual, emocional y espiritual con el que han blindado a nuestro Ser.

Cuando nuestra irresponsable ignorancia, se mezcla con nuestras ficticias necesidades; nos hacen enfrentar serias y conflictivas adversidades.

Si el sufrimiento generalmente se alimenta de acontecimientos imaginarios e inexistentes; una de las más eficaces medicinas es aprender a vivir el presente de manera consciente.

El Dalai Lama nos alerta que la mente inquieta; es como un chimpancé que salta y se columpia de rama en rama; con una burda sonrisa y una mirada irónica e indiscreta.

Y sugiere que aprendamos a vivir siempre atentos, perceptivos, luminosos, sensitivos, concentrados y amorosos.

Conviene abrevar lo mejor de las fuentes del ayer, y con dignidad el presente vivir; es la fórmula que nos permitirá contribuir, al florecimiento del porvenir.

Necesitamos inspirarnos en la herencia floreciente del amor; para disminuir la injusticia y el dolor; paciencia y comprensión, nos demandan nuestros alumnos, a quienes nos dedicamos a la noble tarea de la educación.

Practiquemos y esforcémonos en escucharlos, no para juzgarlos, criticarlos o ridiculizarlos; sino para juntos aprender y crecer; en apertura y solidaridad frente al dolor ajeno a nuestro Ser.

La compasión es fruto de la atención y comprensión; sólo cuando practicamos la compasión alcanzamos la amorosa liberación; tanto de los que nos rodean, como la de nuestro propio corazón.

Es siempre un privilegio y produce muy gratas satisfacciones; transitar solo o acompañado; por senderos de árboles poblados; que saturan de perfumado oxígeno a todo mi cuerpo, pero en especial, a mis aún saludables pulmones.

Tengo que insistir en la saludable práctica de salir los fines de semana a darse un baño de sol, esplendor y belleza; visitando a nuestra Madre Naturaleza.

Es en la soledad y teniendo como aliado al silencio, como podemos analizar con serenidad nuestros proyectos de vida; nuestras limitaciones y oportunidades de desarrollo personal y comunitario.

Enfrentar con valentía y sabiduría a nuestros temores; nos conduce a la introspección y a la visualización del cómo sacar provecho de nuestros errores.

No podemos evitar los reveses y las múltiples adversidades, pero podemos reaccionar frente a ellas con autocontrol y fortaleza; vivir con dignidad y sabiduría, es toda una proeza.

En las artes marciales los discípulos son entrenados para acostumbrarse al peligro y de esta manera ya no reaccionar con temor; el desarrollo de habilidades de autodefensa, les permite transitar con serena conciencia.

Los docentes deben ser conscientes que la seguridad, la estabilidad, la confianza y certeza; están relacionadas con el grado de conexión con ellos mismos, con la comunidad y con la propia naturaleza.

Habrá quevivir cada día, creando y expandiendo nuestras conexiones significativas; trascendiendo la cotidiana rutina; mientras viva y respire nuestro Ser; nos conviene mantenernos atentos y despiertos, para que en todo acontecimiento, ya sea que nos provoque dolor o contento; nunca dejemos de aprender.

*IR