Politica y conciliación

Vuelta a la izquierda

El Congreso en el estado de Morelos ha retomado sus facultades legislativas inherentes a su condición de uno de los tres poderes en que está divido el Estado mexicano. Mucho se habla de si eso conviene o no al ejecutivo en turno, pero durante cuando menos el sexenio anterior y lo que va de este, es decir, tres legislaturas y lo que, hasta el anterior periodo de sesiones de la actual, la queja recurrente era que los diputados siempre estaban al servicio del ejecutivo renunciando a sus facultades constitucionales y asumiendo el papel de meros patiños del ejecutivo en turno.

Pero al día de hoy algo ocurrió y con una mayoría absoluta (unanimidad por solo estar 15 diputados en la sesión de discusión y aprobación de la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos y todos votar a favor del dictamen) por fin el poder legislativo asume su condición y aprueba un presupuesto distinto a la propuesta del ejecutivo. Las modificaciones incrementan la propuesta original en los rubros de salud, seguridad, el campo, órganos constitucionales y autónomos, la fiscalía, la infraestructura carretera y el presupuesto a los municipios en un 2%, entre otras.

Sin duda los incrementos en dichos rubros son justificados de sobra porque la situación en estado es de sobra conocida y era necesario darle un sentido más social al presupuesto. Aun cuando algunos líderes y comunicólogos hoy manifiestan sorpresa y acusan intereses personales y de grupo en la decisión, me parece que modificar como modificaron se justifica sobradamente. Más allá de ese interés de grupo que algunos acusan, la realidad es que era urgente y necesario ver que el Congreso retomara sus facultades para aprobar modificaciones que beneficien al pueblo en general.

Una de las modificaciones necesarias y que más ha causado molestia al ejecutivo, tiene que ver con quitarle la meta facultad al ejecutivo de modificar y mover el presupuesto a su antojo en detrimento de las propias facultades del poder legislativo. Esa modificación es de suma importancia porque cuando Graco provoco que los diputados de esa legislatura le dieran esa meta facultad, renunciaron a las propias en afectando la rendición de cuentas y la transparencia en el ejercicio del dinero público. Por ello hoy que retoman esa facultad, hay que decirlo, es en favor de la división de poderes y de la legitimidad que debe tener el ejercicio del gasto público.

Todo ello provocó la reacción del gobernador amenazando a los legisladores de Morena a ser señalados ante su dirigente nacional de ser traidores a los lineamientos del partido que los llevo al Congreso, sin embargo, la realidad es que nadie los puede juzgar por retomar las facultades que les confiere la propia constitución y entonces tampoco pueden ser reprimidos por ello. También comenta el gobernador que hará uso de su derecho de veto para que la ley de ingresos no se pueda aplicar por no ser aprobado tal cual la propuesta original, lo cual sería un nuevo golpe a la ciudadanía.

Ante esta nueva realidad lo ideal es que el ejecutivo entre en un periodo de reflexión que le permita regenerarse y comenzar (casi al final de su periodo) una etapa de conciliación y comience a activar la política que le permita llegar a tomar acuerdos con el legislativo para garantizar un trance armónico aun al final de su periodo. Sería importante e interesante que en lugar de confrontar comenzara a dialogar para tomar acuerdos que beneficien a la sociedad, que al final son los más perjudicados con la carencia de dialogo.

Dar paso a la política como herramienta de conciliación y en beneficio de todos en el estado. ¿Un sueño? Esperemos que exista la posibilidad de hacerlo porque eso necesita nuestro estado que hoy es abrumado por infinidad de problemas que generan un ambiente con poca esperanza de bienestar en el corto plazo. Si la prioridad es la ciudadanía entonces la conciliación es un elemento prioritario para ello, dejar pasar la oportunidad de que la política se meta en el camino, es dejar de lado la posibilidad de las cosas mejoren para la mayoría de los morelenses. Que esta diferencia entre el ejecutivo y el legislativo sirva para impulsar un cambio aun al final de este sexenio. Nunca es tarde para poner por delante a la sociedad, por ello sería digno de aplauso una actitud menos arrogante y más de brazos abiertos para que llegue la política a regenerar resentimientos.

*IR