La lámpara y la oscuridad

El Tintero

Cuando se llega a cierta edad hombres y mujeres somos atacados por pensamientos, si no de resignación, sí de aceptación de la realidad y nos decimos, “quién carajos me garantiza que voy a estar el próximo año” por tanto, si no hay quien nos festeje el cumpleaños, nos lo festejamos de lo mejor, “solo nací y solo me voy a morir”, por esta razón, ahora nos aplastamos frente al televisor a ver y medio oír las inauguraciones y clausuras ya de las olimpiadas, de los campeonatos del futbol, las misas del Papa, y de manera doméstica los desfiles del 16 de septiembre y el del 20 de noviembre, Pero que tenemos, que al paso del tiempo como se dice, le cae caca al agua, o le cae chahuistle a la milpa, con desencanto se ve que los que ahora están en el candelero, aunque no se les quiera creer, pues con sus acciones nos convencen de que en verdad “no son iguales” en referencia a lo que vimos y oímos la tarde-noche del 15 de septiembre, es de agriar el tepache cuando se tienen que “disfrutar  a producto de gallina” lo que al señor de palacio le gusta, ya parece que lo oigo, “pinche pueblo ignorante, órale, atránquense con los populacheros, Los Tigres del Norte, ellos, se aventaron los corridos que la misma 4T había prohibido, esos que hacen apología del delito y exalta la figura de delincuentes como el Jefe de Jefes y otras lindezas, y como no hubo más que lo que se sirvió, pues la bebes o la derramas, ¡qué tiempos aquellos cuando el Ballet de Amalia Hernández los sacaban de Bellas Artes para llevarlo al pueblo, se escuchaban conciertos con orquestas sinfónicas que dejaban oír Huapango de Moncayo, o la presencia de grupos de danzas indígenas y se disfrutaban los versos del Credo de Ricardo López Méndez, tal vez porque dice: “Tú hueles a tragedia tierra mía y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado”, y si López Méndez sigue creyendo (presente histórico) en este México del despilfarro, que le dan al pueblo, pueblo que lo quiere es comida para mitigar el hambre producto de la carestía, sí los demócratas populistas, pagan a un conjunto musical, que obvio no actuó de gorra y  tiene para pagar, traslado y estancia de personajes que son vergüenza de sus países, salvo uno, pero que la presencia de la familia del Che Guevara, sólo se justifica porque es posible que a Andrés  Manuel López Obrador le recuerde sus años de estancia en la UNAM, que no de estudiante, y que se la pasaba con los porros que aún tienen tomado el auditorio que lleva el nombre de Ernesto “Che” Guevara, que es un refugio de fósiles, delincuentes y drogadictos. Ninguna autoridad los ha podido sacar y siguen siendo una amenaza para los  verdaderos estudiantes; volvamos al tema. “México Creo en ti”, dice el poeta y yo, como muchos mexicanos esperábamos con ansia el reencuentro con nuestra historia, pero el Señor Presidente, que sigue en su misma tesitura, aprovecha el momento para que además de los VIVAS de rigor se aviente con sus ocurrencias a las que solamente le faltaban los MUERAN, y se los echó, y la gente congregada también grito, ¡Mueraaaannnn! Como si hubieran ensayado, aquí la pregunta, ¿por qué la fobia de seguir engañando a la nación y seguir dividiendo a los mexicanos? ¡Señor presidente, el Himno Nacional, en su primera línea dice, MEXICANOS al grito de …, y usted, dijo; Mexicanas, mexicanos, ¿será que el autor de la letra del himno ignoraba las reglas ortográficas de la Lengua Nacional, el Español? O usted tiene otros datos. El colmo, es el discurso presidencial del 16 de septiembre, porque la pregunta obligada es, ¿con qué valor moral se quiere arreglar al mundo cuando se le está cayendo la casa? ¿Por qué declara a la ONU un artículo decorativo? Si en el país tenemos a una Guardia Nacional que sirve para maldita la cosa Ahora ha servido para la foto y el relumbrón, pero los muertos siguen tirados a lo largo y ancho de la patria, y si los Senadores se ponen en su lugar y mañana miércoles le dan pa tras a los acuerdos de los diputados, que ya se dan por un hecho, que es la militarización del país, ¿se van a suicidar? Dice el Presidente, ¡Mueran los corruptos! ¿Alito también? Porque la de la iniciativa, es posible que no la quieran ni en su casa, ahí tendrá su penitencia, pero si se le cumple su deseo, ¿qué va a hacer con tanto muerto? En verdad es de risa loca, porque todo me hace recordar a Diógenes, el filósofo griego, que pertenecía a la escuela de los Cínicos, que vivió en el 412 a.C. y que con una lámpara salía a la luz del día a buscar un hombre, un hombre honesto. A Diógenes también le decían “El perro” por su insistencia en denunciar los vicios de la ciudad y de los hombres del poder. Decía, para cambiar las cosas se necesita inteligencia. Ahí queda, HASTA LA PROXIMA.    

*IR