El funeral de la reina Isabel II no será un funeral tradicional, no será enterrada, sus restos descansarán en la Bóveda del Rey Jorge VI junto con su madre, esposo y su hermana, una cámara familiar en una iglesia.
Así es, el ataúd estará expuesto a todos los elementos del ambiente por lo que desde siglos los cuerpos de los reyes y reinas descansan en ataúdes forrados de plomo, que les da un sello hermético por lo que la humedad queda totalmente fuera y permite una mayor preservación del cuerpo y evite su descomposición y la liberación de olores.
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El ataúd fue realizado con 30 años de anticipación, aunque se ignora quién lo fabricó pese a que la funeraria Leverton and Sons, trabaja con estrecha colaboración con la Familia Real, desde hace 30 años.
El plomo hace que el ataúd tenga un peso muy elevado y que necesitan ocho portadores para transpórtalo, en lugar de los seis habituales. Tradicionalmente los féretros reales se hacían con roble curado de la finca de Sandringham, perteneciente a la Familia Real británica. Pero con el paso del tiempo desde que se fabricó, se cree que se habrían perdido algunos detalles. En sí, el revestimiento de plomo es un ataúd dentro de otro ataúd.
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