Al insistir sobre la nobleza que el magisterio del país ha mostrado frente a los cambios que nuevamente están a la expectativa en el futuro con la última reforma educativa, el gobierno no debe confundirse ni equivocarse. Los maestros en su totalidad han esperado también mucho para que en primer lugar se les deje de estigmatizar, para que los cambios se acompañen de una política de Estado que fortalezca la escuela y la educación pública a través de una mayor inversión, para que se dé cumplimiento a una auténtica formación continua y, sobre todo, se le reconozca a través del mejoramiento de salarios y prestaciones.
Y es que en educación prevalecen deudas pendientes y a propósito del arranque de un nuevo ciclo escolar con el retorno a las aulas de millones de alumnos en todo el país; si entendemos que para que los cambios al sistema educativo nacional funcionen debe haber corresponsabilidad, y al Estado le corresponde entonces asegurar las condiciones necesarias para que las instituciones educativas funcionen mejor.
Y elloimplica forzosamente atender la carestía que éstas y los individuos que las conforman tienen, en particular los grandes e históricos rezagos en materia de infraestructura y equipamiento, garantizar condiciones laborales para los trabajadores de la educación, cumplir con lo que ahora mandatan lasnuevas leyes en materia de actualización y capacitación, mejorar sus ingresos e incluso, procurando que los sujetos del aprendizaje se encuentren en condiciones óptimas, físicas, intelectuales y emocionales.Por ahora y como siempre ha sido, muchas promesas se han lanzado, pero en los hechos, ni un nuevo modelo educativo termina de aterrizar, ni tampoco se ha saldado la afrenta al magisterio.
Mal hacen quienes suponen o reducen aun el tema de la trasformación educativa al papel del maestro, más aún sería irresponsable pensar y seguir manejando perversamente que sólo él es responsable de los malos resultados en materia de desarrollo y calidad educativa; cuando a pesar de las promesas, las añejas deudas se hacen patentes: ¿Qué tareas y como las resolverán los demás actores a quienes les asiste una mayor responsabilidad con la educación?, ¿A caso la ley no obliga al Estado a proveer lo necesario para que sistema educativo nacional funciones y sea de calidad?, ¿Se va por fin a reconocer la labor del maestro en la misma proporción con la que se le ha estigmatizado históricamente?
De lo que se trata pues es que la transformación educativa sea de manera corresponsable, que el gobierno asuma también su responsabilidad y que le vaya poniendo al presupuesto para el sector educativo un porcentaje mayor y acorde con las expectativas que su reforma tiene, para que haya edificios dignos como escuelas, bien equipadas, alumnos bien alimentados y sanos, maestros bien pagados y estimulados para que no anden buscando quincena tras quincena cómo completar su gastos, y se concentran más en sus tareas de educar, y para capacitarse y actualizarse.
El problema de la calidad de la educación no es sólo del maestro, es también problema del Estado y no se va a resolver a partir de modificar y actualizar las leyes y de reinventar modelos. Dicho de otra forma, de nada serviría contar con leyes, planes y programas modernos si son para escuelas del siglo pasado y para educandos y maestros de tercer mundo. Por ahora, la tan llevada y traída transformación de la educación sigue pendiente, veremos…
L@S REDES: Lo dicho, entre Morena y los demás partidos no hay diferencias, y las mismas marranadas de siempre son las que prevalecen en sus procesos internos. Y cómo no va a ser así si al partido de moda llegaron todos los ex priistas, ex perredistas, ex panistas y ex de todos los demás que hora han sofisticado sus triquiñuelas, además de los advenedizos y hasta uno que otro malora que se les ha colado. Claro que estamos hablando de lo que ha pasado con Morena en otros estados del país, pues en Morelos no pasa nada y todos se portan bien, a ver…
*IR