Los últimos acontecimientos, no sólo de México sino del mundo nos debiera dar la oportunidad de dejar por un momento los problemas cotidianos, como es la carestía de los productos básicos para la alimentación de la familia y en un breve espacio preguntarnos, ¿qué está pasando en el mundo? porque si a alguno se le ocurre decir que ya no hay valores, error profundo, porque los valores que debieran normar todas nuestras actividades, pareciera que los hemos echado al cesto de la basura. Los hijos enfrentan a sus padres, los chantajean y les sacan lo que se les antoja, considerando que a los hijos se les deben cubrir sus necesidades, no sus necedades, ya no hay respeto, en la escuela, los maestros que no hacen de la vista gorda, y desean evaluar a sus alumnos por la vía tradicional, los alumnos replican, “maestro, pruebas pa’que, póngale el seis, porque no nos pueden reprobar! Conducta surgida de órdenes de un gobierno populista y los alumnos se burlan de los maestros, todo porque ya no hay respeto, cuando los ministros de las iglesias católicas son injuriados por el Presidente de la República y los llama, hipócritas, mentirosos y convenencieros, eso dicho por gente de la calle es posible que no “tenga la menor importancia”, pero gritado y vociferado por el hombre que debiera ser imagen de respeto a todas las instituciones, eso es una muestra evidente de que ya no hay respeto, y si un padre va a la escuela de sus hijos y sin decir agua va, se mete hasta los salones a gritarles a sus vástagos, ignorando la autoridad del docente que está a la puerta para entregar a los alumnos, eso es el colmo y da gana de gritar, ya no hay respeto, es de todos los días que nos enteramos que Layda Sansores, ex priista, ex perredista y ahora morenista, Gobernadora de Campeche, anda como desquiciada tras la zalea de “Alito” y lo del gobierno de su estado que se lo lleve el diablo, ella en sus rencores publicando conversaciones privadas lo que demuestra, que no hay respeto ni para ella misma ni para los que de alguna manera tienen que verse obligados a oír o leer las majaderías que se publican. He manejado sólo un valor, el respeto, y no es necesario ser muy acucioso para que nos demos cuenta de que ya casi nadie respeta a nadie, los padres creen engañar a sus hijos cuando tienen una deuda y tranquilamente dicen, mañana te pago, y se quedan con la sonrisa en la boca y dicen, ¡ni madre! no tengo conque pagar, pero ¿por qué no decir la verdad? Ahí se pierde el respeto porque ya no se puede exigir honradez y honestidad a los hijos que saben que su padre o madre engañan y mienten. Nuestro gobierno, dice, respetamos a todos los pueblos del mundo, “la autodeterminación”, pero ahora si el gobierno estadunidense aplica la ley, el presidente mexicano dice, “que quiten la estatua de la libertad que está en Nueva York, ¿de dónde saca estas ideas? Sólo hace el ridículo frente al mundo y balconea a todos los mexicanos, considerando que cada pueblo tiene el gobierno que merece, aquí, de manera especial en el feudo de Doña Claudia, que hace lo que dicen; ¡Que quiten la estatua de Colón! Y la quitan, que retiren la palmera, y raudos van y la arrancan, y qué pasaría si JoeBiden, dice, ¡que quiten la columna de la independencia! si se siguen cometiendo asesinatos, secuestros, feminicidios, mueren los niños con cáncer, y López Gatell continúa minimizando el problema de la pandemia que ha enlutado a miles de hogares de todas las clases sociales. El domingo 10 del mes que corre, en todas las iglesias católicas, durante los diferentes oficios religiosos, léase las misas, hicieron los sacerdotes un fuerte llamado para que todos entremos a orar por la paz del mundo, y vaya que si es necesario, en Japón es asesinado Shinzo Abe, Primer Ministro, en plena época electoral, lo que nos dice que la descomposición social en el mundo, está a la orden del día y ante la ineficiencia, ineptitud, apatía e indiferencia de los gobernantes, no queda al pueblo más recurso que volver los ojos y buscar a Dios y pedirle por la mejoría de las cosas que necesitan, la fuerza de la ley, y no buscar justificantes que por repetidos ya no funcionan y pensar que el pueblo, pueblo es tarugo es otra falta de respeto, si se ajustan a lo que dice el Filósofo Güémez, “lo pendejo es como la diabetes, no se quita, pero se controla” y la verdad es que tanto va el cántaro al agua, hasta que se quiebra, porque como dicen, las voluntades electorales no se compran con dinero sino con hechos de verdadero beneficio. HASTA LA PRÓXIMA
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