En los últimos días hay quienes desde dentro y desde afuera del gremio sindical de los maestros en Morelos, en algunos medios de comunicación y sobre todo por redes sociales, se han propuesto calentar el ambiente, en una especie de animación, calculando tiempos hacia el próximo relevo de la dirigencia de la Sección 19 del SNTE, en un marco de una creciente expectativa por el nuevo método electivo en el que todos los agremiados votarán.
Comentarios de pasillo en oficinas sindicales y oficiales se comienzan a escuchar e incluso las apuestas comienzan a correr en torno a los probables aspirantes al máximo liderazgo del SNTE en Morelos, filtrándose solo algunos nombres de una larga lista, todo como parte, no de nada nuevo, sino de lo que siempre comienza a crearse como una parafernalia en torno a un evento que, más allá del propio gremio magisterial, despierta el interés de propios extraños, lo que en todo caso solo demuestra que se trata de una organización sindical más viva y palpitante que nunca en el escenario social y político del estado, para equivoco de quiénes piensan y pregonan lo contrario.
La cuestión es que en los tiempos actuales y poniéndonos en el contexto de la coyuntura que recorre la organización sindical de los maestros el último lustro, el escenario coloca un proceso de elección de una nueva dirigencia para Morelos mucho más dinámico y con la nueva mecánica para llevar a cabo el proceso electivo.
Más allá de las prácticas antagónicas que caracterizaron por mucho tiempo la vida interna de la organización gremial, a la par, o incluso por delante de la transición en la que se encuentra inmerso el propio sistema educativo nacional, el sindicato se esfuerza por ofrecer un nuevo rostro con la reconstrucción de un modelo que lo mantenga como un actor vital en la vida pública y política del país, y hacia adentro, con la perspectiva de garantizar a sus agremiados una democracia participativa.
Si al sistema educativo le llegó la hora de dar el salto hacia un nuevo estadio, el SNTE también está obligado a su propia transformación, lo que implicaría despojarse de una vez por todas de todo aquello que lo ancla o que se traduce en resistencias hacia un pasado remoto que si bien en otros tiempos le permitió ser protagonista de las grandes decisiones y acciones, en el país y el estado, hoy más que nunca debe echar mano de la extraordinaria capacidad de reinventarse y adaptarse a los nuevos escenarios que tiene, recurriendo a su mayor fortaleza, la unidad y cohesión de sus agremiados y de sus dirigentes.
Luego de los últimos tres años de un proceso que ha significado sin duda uno de los mayores retos en su historia desde su fundación en 1943, ha sido esa capacidad que sus dirigentes han tenido bajo la conducción de Alfonso Cepeda Salas, de cohesionar y dirigir una lucha en donde no ha existe tregua y que por momentos puso a prueba precisamente la capacidad de liderazgo en la toma de decisiones para adaptarse a los escenarios de esta transición social y política, cuya mayor dificultad ha sido el rechazo por momentos áspero y crispado de la sociedad, y en el caso del SNTE, de sus propios agremiados.
Lo que en la Sección 19 el SNTE deben propiciar sus actores es que en el marco de los tiempos que vienen, aprovechen la oportunidad de unificarse, cohesionarse y asumir con responsabilidad la reconquista de sus agremiados, unidos son fuertes, divididos son vulnerables…
L@S REDES: Incapaces de lidiar con estrategias comunicativas y discursivas de liderazgo, el proceso que pronto vivirán los maestros presagia sombras ante una inminente guerra sucia en la que comienzan a imbuirse algunos actores interesados en tomar parte, desde el sombrío anonimato, en el proceso electivo del magisterio. Crispar el escenario tal vez sea su propósito, pero, ¿será del agrado de un magisterio harto de dimes y diretes y habido de respuestas y certidumbre?, veremos…
*IR