En el lugar histórico que guarda la emblemática acción de las Maestras y los Maestros (MyM) en México, es indudable que su papel ha sido trascendental en la visión social del magisterio en territorios nacionales y subnacionales. Entregar una visión sintética de su impacto (MyM) en la enseñanza a discentes de los diferentes niveles educativos que conforman al Sistema Educativo Nacional (SEN), debe ser toda una osadía, ya que nadie ajeno al gremio puede comprender los pesares, dificultades y vicisitudes que se presentan al interior de los espacios áulicos donde convergen seres humanos de contextos y regiones distintas, con un plan de estudios homogéneo y donde las MyM deben hacer prácticamente magia para poder develar los misterios del saber e incitar a que alumnas y alumnos se inserten en el fascinante mundo de la lectura y el aprendizaje. La evolución del rol de las MyM, adosa los cambios y transformaciones del SEN que, justo en la actualidad, atraviesa por un bache importante, seguramente por el tema de Coronavirus, excusa perfecta para todos los que han dejado de hacer su papel en estos tiempos de compulsión y caos.
Innegable resulta reconocer a las y los educadores, impulsores de una pedagogía centrada en el desarrollo de la creatividad de las y los menores, guiando, orientando y asumiendo un rol de animador, estimulando el crecimiento intelectual, físico y emocional de las niñas y niños, siempre con un conjunto de valores que permitan inserir en el nivel de preescolar, una educación con un amplio sentido social. Por su parte, en el corazón de la Educación Básica, se encuentran las MyM de Primaria, elementales en toda nación que desee aspirar al primer mundo. La base de la educación se cimienta propiamente en este nivel educativo, por lo que su incidencia derivará en la sociedad del futuro. En cuanto a las MyM de Secundaria, les corresponde tratar a estudiantes que pasan del ciclo infantil a un nuevo ciclo en la adolescencia, por lo que son pilar crucial para que las y los discentes culminen una EB sin dilaciones y con la posibilidad de continuar con sus estudios obligatorios en la Educación Media Superior. Por su parte, las MyM de Bachillerato, enfrentan las problemáticas de los embarazos de jóvenes a temprana edad, problemas de alcoholismo, drogadicción, violencia vicaria y demás factores que acompañan en el entorno al proceso de enseñanza - aprendizaje situado propiamente en ese espacio de cuatro paredes. Las MyM de Educación Superior y Posgrado cumplen su cometido de crear ciudadanos comprometidos con el bienestar laboral del país, con egresados que le apuestan a la ciencia y al servicio de la iniciativa privada y de las entidades públicas y gubernamentales.
Ante lo antes expuesto, y pese a que hay problemáticas muy fuertes en el magisterio exógenas al proceso educativo (como los distintos adeudos comentados recurrentemente en este espacio), existe un poder que poseen las MyM y que es explícitamente inalienable, y consiste en su capacidad de que las y los discentes descubran el tesoro de la verdad y del saber. Esa virtud que pocos logran alcanzar de conservar la duda constante y de buscar en el estudio, una razón para salir adelante y quedarse en las aulas alejándose de las calles, suprimiendo vicios e imperfecciones físicas y morales. Amable lector(a), cuando lea esta columna, seguramente sabrá que el Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador, habrá anunciado un incremento del 7.5% escalonado y a quienes poseen sueldos menores a los veinte mil pesos, situación que rompe la equidad para darle más valor adquisitivo a los que menos ganan, cuando de fondo es sabido que solo es un paliativo para ganar tiempo ante una reforma educativa prometida que devolvería el reconocimiento a las MyM, y de la cual las mejoras profesionales se han quedado en el discurso más no en el recurso.
Desde este humilde espacio de opinión, el que suscribe estas letras reconoce la función sempiterna de quienes dedican su vida al cuidado y educación de otros seres humanos, asumiendo que pasarán gran parte de su jornada laboral y de vida en un espacio que se convierte en su segunda casa, con nuevos familiares (compañeros de trabajo) dando todo de sí, pese a todo y contra todo. Siempre haciéndole frente a los retos educativos con una sonrisa esperanzadora, misma que simboliza que aunque haya una tempestad desoladora, después vendrá el gozo y la calma. Un magisterio que lucha incansable por tener una sociedad alfabetizada y dispuesta para coadyuvar en las tareas de nación, cada uno desde sus propias trincheras. México, debe sentirse orgulloso de sus Maestras y Maestros, porque ellos sienten profundo orgullo por formar parte de las filas de una profesión que busca enaltecer las naciones y empoderar a los pueblos.
No debe caber duda alguna en que las mejores Maestras y Maestros son las que enseñan desde el corazón y no necesariamente desde los libros. Por ello, también una sincera mención para las madres y padres de familia que acompañan de cerca el desempeño de sus hijas e hijos, sin ellas y ellos, el SEN colapsaría, ya que con su generosidad, las escuelas del país se siguen sosteniendo hasta que las autoridades educativas dispersen lo que por razón, derecho y ley, en la educación pública, se debe dispersar.
Mención especial a nuestras Maestras y Maestros Jubilados y Pensionados, que dejaron un legado importante que no debemos dejar de valorar y hacer que perdure infinitamente.
Las MyM de Morelos y de México, tienen la llave para abrir cualquier candado, así lo dispuso el Creador cuando les delegó en su pensamiento, la misión de esa divina profesión. ¡Enhorabuena!
*IR