Tal parece que los éxitos de este gobierno siguen sacando ámpula a aquellos que ya no pueden hacer negocio con la administración pública, aquellos que vieron afectados los intereses que tenían gracias a sus relaciones con la gente del poder. Me parece normal que estén muy enojados porque se les acabo la mina de oro, llegó la Cuarta Transformación y ya no pudieron seguir acumulando riqueza al amparo del poder (por supuesto, de manera ilegal y con toda impunidad).
Todos estos personajes al sentirse afectado han detonado una guerra mediática en algunos medios de comunicación (los que ellos controlan) y en las redes sociales para intentar desprestigiar al Presidente de la República y todo lo que huela al nuevo gobierno, incluyendo a sus familiares cercanos y a sus amigos. Cualquier acción u obra que realice este gobierno son inmediatamente descalificados con mentiras, verdades a medias o interpretaciones maniqueas de los detractores.
Esto viene a colación porque algunas personas retoman los dichos sin fundamento de estos personajes y lo hacen con furia, como si ellos fueran los afectados directos y ya no pudieran enriquecerse con los negocios que hacían con el gobierno por sus relaciones con el poder. La mayoría de esas personas solo repiten lo que escuchan, pero no se preocupan por investigar o sustentar con un poco de análisis todo lo que los verdaderos enemigos de la legalidad inventan. La realidad es que, al no tener información de fuentes reales y confiables, lo que repiten solo es un refrito del refrito, pero sin mayores elementos que la manipulación de quienes los inventan.
El fin de la terminación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles debería ser un elemento de orgullo y sentimiento de felicidad para todos en general, porque es una obra de beneficio para la población por todo lo que una obra así conlleva. Pero algunos se empeñan en ver mal los logros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador solo por seguir la tendencia de los detractores y siguen diciendo sandeces relativas al aeropuerto que se canceló. Actualmente, se busca rescatar y darle vida al lago de Texcoco como lo que es, y no como lo que alguien quiso que fuera aun desafiando y poniendo en riesgo el entorno natural de miles de especies de flora y fauna que ahí se reproducen y conviven. Una obra que se construyó con menos recursos de los que se programaron inicialmente; algo que no ocurría en décadas hoy lo estamos viendo. En lugar de que nos dijeran que costó más caro de lo que se había programado como era la constante y hasta nos acostumbramos, hoy nos dicen que se gastó menos de lo que inicialmente se programó y eso debería ser un elemento digno de festejo, porque ante una situación de crisis mundial como la que vivimos una noticia así debería causar jubilo y tranquilidad, porque se está administrando de manera adecuada el dinero de todos.
Falta que se termine la refinería y el tren maya y el transístmico entre otras obras relevantes, este gobierno está empeñado en demostrar que, si dejas de lado la corrupción de ligas mayores, las cosas pueden salir bien y hasta ahorrar recursos. Eso es un aliciente para la sociedad en general, es un esfuerzo digno de subrayarse que no lo hicieron ni Fox, ni Calderón y menos Peña. Los tres gobiernos que antecedieron al actual fueron sinónimo de corrupción sin límites y de enriquecimiento injustificado. A pesar de ello, se atreven a opinar con todo cinismo y desvergüenza, sobre todo los dos primeros.
Hay que resaltar la actitud del gobernador de Querétaro, pues reconoce que el AIFA es una obra digna de reconocimiento, sin mezquindades y con mucha madurez se escucha al gobernador. Por eso se antoja inverosímil que uno que otro despistado diga un sinfín de barbaridades en la red y algunos medios de comunicación. Por supuesto la libertad de expresión se los permite, pero al mismo tiempo los exhibe de una manera chusca y demuestra que su motivación es el odio y el resentimiento.
*IR