Discriminación, no crítica

Dominó social

De acuerdo con la Real Academia Española, el clasismo se entiende como el prejuicio y discriminación basados en la pertenencia o no a determinadas clases sociales; mientras que el racismo de acuerdo con la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Raciales de 1963 se entiende como “cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en la raza, color, descendencia u origen étnico o nacional…”. Si bien todos los seres humanos pertenecemos a una sola raza, “la humana” (valga la redundancia), a lo largo de la historia, hemos ejercido distinción racial y clasista por color de piel, rasgos físicos y hasta ocupación laboral; sintiéndose unos superiores a otros por dichas diferencias.

Y aunque organismos internacionales como la ONU, o los mismos gobiernos en sus distintos niveles realizan constantemente campañas que buscan erradicar este tipo de discriminaciones, la realidad es que aun en nuestros días seguimos ejerciendo casi diario. Un claro ejemplo de esto se dio el pasado lunes durante la inauguración del tan polémico Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cuando en redes comenzó a circular imágenes de una mujer vendiendo comida típica oaxaqueña (las tan afamadas tlayudas).

El éxito de ventas que se reflejaba en las imágenes y videos que circulaban en redes, fueron objeto de burlas, críticas y comentarios mal intencionados; no en contra del proyecto que iniciaba operaciones, si no, en contra de la mujer que al igual que millones de mexicanos en este país, buscó una forma honrada de llevar un sustento a casa.

Ahí es donde radica el problema de discriminación que prevalece en nuestro México, pues la mujer a la que muchos criticaron y utilizaron de bandera para sus críticas al actual gobierno, no tenía culpa alguna de las deficiencias gubernamentales; por el contrario, fue justamente en las fallas en donde ella vio la oportunidad de generar un recurso de manera honrada.

Las “críticas” que miles ejercen a través de sus redes sociales, no debiesen estar dirigidas a la vendedora; por el contrario, deberían centrarse en la incapacidad del gobierno de brindar espacios adecuados para que los comerciantes y prestadores de servicios alimentarios puedan establecerse en un espacio de tránsito internacional como lo es un aeropuerto.

La venta de comida típica mexicana al interior del AIFA, no es violatorio de ley alguna; cuando las autoridades de seguridad del mismo aeropuerto son las que permitieron la entrada sin restricción alguna; el problema no es que se venda o no dentro del aeropuerto, o que los mismos integrantes de la Guardia Nacional consuman dichos alimentos, pues finalmente al igual que todos, estos son humanos y la ingesta de alimentos es una necesidad básica.

El verdadero problema radica en el arranque de actividades con bombo y platillo de un aeropuerto internacional que no cuenta con la capacidad de brindar servicios de alimentación regulados para viajeros y personal; y que por lo tanto se ofertan servicios de manera informal.

No, las críticas no reflejan una molestia al gobierno; reflejan nuestra intolerancia de ver al otro trabajar honradamente fuera de “los estándares” que nosotros mismos como sociedad hemos establecidos. Y antes de criticar al otro, deberíamos dejar de discriminar.

*IR